Nouriel
Roubini, economista, profesor en la Universidad de Nueva York y presidente de
la consultora RGE Monitor declaró que la zona euro debería aceptar su destino,
dividirse y separarse.
El profesor propone la separación de España y el resto de los
miembros denominados PIIGS del euro, que asuman su deuda externa y
nacionalicen, si fuera necesario, su banca.
El economista reconoce en un articulo de opinión publicado
por el Financial Times, que las dos operaciones de refinanciación del BCE, en
que se ofrecieron préstamos baratos a los bancos de la región para sortear la
crisis crediticia, han servido para sofocar de forma inmediata los temores
sobre la zona pero no han eliminado los problemas de fondo de la Eurozona.
Roubini afirma que Grecia, Irlanda y Portugal siguen
teniendo serios problemas que pueden llevarles a necesitar una mayor reestructuración.
El profesor propone un acuerdo de divorcio, como si de un
matrimonio se tratara por el que algunos países, preferiblemente Portugal,
Irlanda, Italia, Grecia y España, abandonen la unión y el grupo de Estados
solventes permanezcan en el euro.
Estos países salientes deberían entonces reequilibrar sus economías,
sustituyendo el crecimiento liderado por la deuda por economías basadas en las
exportaciones y el aumento de ingresos.
Roubini sugiere la creación de un marco monetario
transitorio que podría revertir el mecanismo del tipo de cambio que llevó al
euro.
También argumenta que las insuficientes reservas de divisas,
las perdidas de divisas y las quiebras desordenadas serían mitigadas por la
compra, por parte del BCE, de las nuevas monedas de los países salientes en la
parte baja de la banda de fluctuación.
No obstante, Roubini reconoce que los bancos y los mercados
financieros suponen el mayor riesgo para la estrategia de salida que propone. Pero
asegura que si los países asumen su deuda externa antes de abandonar el euro,
se reducirían las perdidas de crédito y el riesgo del tipo de cambio. En
algunos casos sería necesaria la nacionalización de la banca, con restricciones
a la retirada de depósitos y controles temporales de capital.
Concluye diciendo que “en lugar de soportar un matrimonio
que causa miseria a todos los implicados, el divorcio ayudará a la separación
amistosa que la Eurozona deberá utilizar, más pronto que tarde, como estrategia
de salida ordenada, porque la demora hará que la ruptura sea mucho más costosa”.
Ref.: Invertia.com
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